Economía sin trata
30 de julio
Día Mundial contra La Trata
El Día Mundial contra La Trata nos ayuda a todos a recordar este delito, y nos impulsa a no dejar de rezar y luchar juntos. El objetivo es que cada persona esclavizada vuelva a ser protagonista libre de su propia vida y parte activa en la construcción del bien común.
Francisco ha compartido algunas sugerencias para la reflexión y la acción sobre esta desgarradora realidad a partir del lema: “Economía sin trata”.
Para él, una economía sin trata es:
1. Una economía del cuidado. Una economía que cuide el trabajo, creando oportunidades de empleo que no exploten al trabajador mediante condiciones laborales degradantes y horarios extenuantes. La pandemia de Covid ha exacerbado y empeorado las condiciones de explotación laboral; la pérdida de puestos de trabajo ha penalizado a tantas víctimas de la trata en el proceso de rehabilitación y reinserción social. Por lo tanto, una economía del cuidado significa una economía de la solidaridad: La solidaridad, bien administrada, da lugar a una construcción social más segura y firme.
2. Una economía sin trata es una economía con reglas de mercado que promueven la justicia y no los intereses particulares exclusivos. La trata de personas encuentra un terreno fértil en el enfoque del capitalismo neoliberal, en su búsqueda de maximizar las ganancias sin límites éticos, sin límites sociales, sin límites ambientales. Las decisiones no se toman en función de criterios éticos, sino en función de los intereses dominantes, a menudo hábilmente revestidos de una apariencia humanitaria o ecológica. Las decisiones no se toman mirando a las personas: las personas son uno de los números, también para explotar.
3. Por todo ello, una economía sin trata es una economía valiente: hace falta valor. Es el valor de la construcción paciente, de la planificación no a muy corto plazo, sino a medio y a largo plazo, donde la persona sea el centro. En tiempos de fuerte crisis, como la actual, la trata prolifera, lo sabemos todos: lo vemos todos los días. Es necesario, pues, reforzar una economía que responda a la crisis de una manera que no sea miope, sino duradera y sólida.
Como Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes, proponemos llevar todo esto a nuestra oración y reflexión, especialmente hoy. Seamos centinelas capaces de discernir y tomar decisiones orientadas al bien con acciones concretas, innovadoras y valientes, que sepan correr riesgos, confiando en el poder de Dios.
Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes